domingo, 17 de mayo de 2009

DOGMAS CORPORATIVOS

Varias, sino es que todas las acciones que laboralmente son ejecutadas llegan a ser interpretadas como incuestionables y es en esa idea, en donde el concepto de dogma se construye; ya sea por la autocensura del primer receptor o la simple idea de un acatamiento subordinado a la producción del mismo personaje, en donde la percepción errada, o no, de las cosas se retransmite con las deficiencias y aderezos del caso.
La percepción de esta circunstancia, se amplia con la distorsión del mensaje, el cual debiera transmitirse libremente con derecho de réplica y sin menoscabo a la falta de interpretación de todos aquellos involucrados en la ejecución de las ideas, que como conversación se trata de comunicar. Quedando trunca o parcialmente atendido el círculo de la información, en donde la retroalimentación del mismo es ajena a la realidad y solo se hace el intento de acomodar las ideas entendidas y ajustadas, lo más posible, a la realidad local.
Es necesario generar condiciones de intercomunicación mas afines a los tiempos, no es posible que también el nivel de confianza no sea un factor favorable para esta causa, ya que es, desde mi particular punto de vista, el elemento subjetivo esta carente en todo momento. Que es compartido en un juego dialéctico y en espiral de ascenso, se nutre de las experiencias mal interpretadas, erróneamente ejercidas y con la voluntad a cuestas de cumplirlas por dogma.
Que es lo que adereza el perfil de un dogmatario, el temor y no hablo del miedo, no solo de perder el empleo por la falta de resultados, el amago diario por los indicadores, que en el mejor de los casos solo se referencían para historia del registro, y donde dicho indicador busca referentes de confianza externa y el cual es incompatible con nuestra realidad, ya que mientras el juego de “la zanahoria y el garrote”, impera con la teoría inductista de producción, el nivel de dogma crece y sin parangón en la normatividad laboral superior.
La paradoja del caso, por no fijarla como referencia de incongruencia institucional, es la búsqueda de certificaciones externas de bienestar interno, intentan mostrarse en buen ranking interinstitucional, teniendo graves muestras de estar realmente ajenos a los mismos en muchas de las ocasiones, ya sea por la mala interpretación del mensaje. Considerar que por acreditar axiomas, todo mundo acata y cede, ante una orden sin cuestionarla en pos de la producción y en ese rumbo los costos del empecinado, arbitrario y obtuso indicador, nos coloca en un nivel inferior al que profesionalmente representamos.
El disentir tiene su papel en la vida, es la búsqueda de equilibrios, y eso solo se ejerce sin miedos, sin temor al amago como muestra de dignidad, operando en el respeto que todos podemos hacer valido desde el momento de considerarnos como un derecho universal para todos los seres humanos, nada de lo humano no es ajeno y por lo tanto el error esta incluido en el proceder de todos y se requiere dejar la simulación con el valor que requiera el momento. De ser indulgentes, para disfrazar nuestra mediocridad o sentido pusilánime de la conducta, tan solo nutre la prevaricación arbitraria y hostil que como respuesta de nivel inferior solo simula un estatus de obediencia y subordinación inocuo.
Se requiere no solo tener la razón, sino el conocimiento para encarar la verdad y en ese sentido, el escepticismo es la mejor de las herramientas con el refuerzo de la imaginación, la inventiva y creatividad, generando especulaciones validas de las circunstancias. Las cuales siempre se habrá de dimensionar y referirse en ese terreno para no acreditar extraños resultados.
Vaya pues este humilde esfuerzo para la búsqueda del verdadero bienestar del personal.